El sueño del concejal
“Ese fervor por las grandes obras sin un plan global de ciudad recuerda los tiempos de los que gobernaban hace mucho y hace poco, que enterraban ingentes cantidades de dinero de todos”
Cuando el concejal se despertó una mañana después de un sueño intranquilo se encontró la ciudad llena de obras. No era un sueño. En toda la ciudad de Lleida, y sobre todo en el centro neurálgico, las calles reventadas, las vallas y las obras ofrecen un aspecto inquietante. Los vecinos empiezan a preguntarle al concejal qué le pasa a la ciudad. No pueden explicarse por qué motivo y quien ha decidido semejante transformación en la Avda. Rambla de Aragón y la Avda. Prat de la Riba sin previo aviso, sin información y, lo que es peor, sin alternativa.
Estamos a pocos meses de unas elecciones municipales y los propietarios de viviendas, de comercios, de restaurantes y los que por voluntad u obligación han de hacer uso de las principales arterias de la ciudad, hoy colapsadas por las obras, no entienden la imperiosidad de hacerlo todo a la vez. Muchos nos preguntan por qué no se hacen las intervenciones urbanísticas históricamente demandadas en otros puntos de la ciudad, y por qué no se dedican recursos y se llevan a cabo proyectos de futuro para los barrios donde las necesidades son más apremiantes. Recuerdan los leridanos que ya habían padecido la imposición de un modelo urbano que había sembrado de hormigón y baldosas toda la superficie de la ciudad, abocando a demasiados a abandonar el centro por falta de espacios públicos amables, útiles y agradables para la vida. La historia se repite.
Aunque parezca que hay un cambio de modelo, no hay que dejarse engañar. Antes era todo hormigón y alquitrán. Ahora será todo compartimentación del espacio público en carriles: carriles bici, carriles bus, carriles para el tráfico y carriles para peatones. Demasiada división de un mismo espacio que da para lo que da. Y mientras el centro de la ciudad se satura por la objetiva incapacidad de asimilar tanta obra, solo unos pocos salimos a denunciarlo públicamente, a la vez que levantamos el dedo acusador contra un gobierno municipal que repite errores del pasado, que tiende a fragmentar, a pensar en pedazos, a improvisar.
Unos pocos estamos inquietados por la involución, que parece el regreso a políticas del pasado, favoreciendo segmentar en vez de compartir, políticas que apuestan por un gasto y un mantenimiento posterior a costa de los impuestos de los leridanos mientras los barrios y las calles secundarias de la ciudad languidecen por falta de ideas, proyectos e inversión. Ese fervor por las grandes obras sin un plan global de ciudad recuerda los tiempos de los que gobernaron hace mucho y hace poco, que enterraban ingentes cantidades de dinero de todos en el abandonado Museu del Clima mientras el emblemático espacio de las Basses de Alpicat sigue hoy en día infrautilizado, por poner sólo un ejemplo conocido por todos. Cuando el susodicho concejal se despierte una mañana después de un sueño intranquilo, se encontrará sobre su cama convertido en un ¡concejal de la oposición! Y eso, no será un sueño.
Maria Burrel Badia
Portaveu del grup municipal
de Ciutadans a la Paeria