Exposición- N-II (Un museo imaginario)

Exposición N-II (Un museo imaginario) de Santos Montes en la Sala Gótika del IEI del 4 de octubre al 8 de diciembre. La inauguración tendrá lugar el viernes, 4 de octubre, a las 19h.

Situada en los intersticios de la realidad, a medio camino entre el ausente y el presente, la obra de Santos Montes (Santander, 1949) ha tendido a explorar el aspecto más latente de la existencia, proyectando una mirada íntima, cargada de simbolismo, sobre el paisaje y las personas que lo habitan. Aspirando a revelar una dimensión menos aparente, Montes parte de la realidad para trascenderla mediante una fotografía poética que busca penetrar la corteza del mundo sensible para profundizar en los aspectos más ocultos de lo que nos rodea.

Es este ejercicio de lectura palimpséstica de la realidad el que ha inspirado su último proyecto, la exposición 'N-II (Un museo imaginario)', concebido como un recorrido por la Nacional-II, una carretera en desuso que viene a simbolizar la inercia del pasado en unos tiempos dominados por el dinamismo, el cambio y la mutabilidad. Centrándose en aquellos negocios, viviendas y objetos que han quedado desterrados por el progreso, Santos Montes redirige nuestra mirada hacia lo que se encuentra en tránsito, entre el ser y el no-ser.

Más allá de la nostalgia por lo perdido, sus fotografías exploran la potencia creativa de lo que ha perdido su función original. Actualiza la noción del ready-made para revelar las potencialidades de la realidad mediante la multiplicación de sus posibles lecturas e interpretaciones. En este sentido, crea con sus fotografías un museo imaginario al modo en que describió André Malraux. A través del encuadre fotográfico, Montes museiza –da valor y recontextualiza– el paisaje y todo lo que lo conforma, y revela el componente artístico en lo que no necesariamente era considerado arte.

Las casas deshabitadas, los negocios cerrados y las carreteras desiertas se convierten de este modo en no lugares que, vacíos de su significado convencional, se abren a nuevas interpretaciones. Ya sean entendidos –desde un punto de vista más bien romántico– como símbolos del paso del tiempo, de la impermanencia y, en última instancia, del triunfo de la naturaleza sobre la civilización, o desde una perspectiva más socioeconómica, como daños colaterales de una economía cambiante que determina el paisaje, los vestigios que nos presenta Santos Montes plantean cuestiones tan universales y al mismo tiempo tan actuales como la huella del ser humano en el paisaje, la mutabilidad de nuestro entorno o la transitoriedad de todo ello.