Historia

Una amalgama de pueblos y civilizaciones ha legado a Lérida una cultura rica e inquieta que se refleja en la moderna ciudad que es hoy. Los ilergetes, de origen íbero, es un pueblo constituido a mediados de s.VI a.C. Su hábitat se sitúa en lugares elevados por tanto es fácil imaginar Iltirda o Iltirta en la cima de la Roca Soberana.

Sus caudillos más significativos fueron Indíbil y Mandoni, que defendieron los ilergetes de los cartagineses y romanos. Una vez vencidos, la ciudad pasa a llamar Ilerda, estamos en el año 205 de nuestra era. Las crónicas romanas hablan de una ciudad fortificada con un puente de piedra que constituía un municipio, creado en tiempos del emperador Augusto, que poseía fértiles huertas que, a finales del siglo III, fueron destruidas por bandas de bárbaros germánicos.

Hacia los años 716-719, Lleida fue ocupada por los sarracenos; los cuatro siglos de convivencia marcaron el carácter de la ciudad.

En octubre de 1149, la ciudad se rinde a las tropas de Ramon Berenguer IV y de Ermengol VI de Urgell. Se otorga la Carta de Población en la ciudad en el año 1150.

Jaime II, en 1300, estableció el famoso Estudio General, que será, hasta finales del siglo XV, el único centro de enseñanza superior de la Corona de Aragón.

Desde 1382, el gobierno de la ciudad se instala en el antiguo palacio de los Sanaüja, obra significativa del románico civil. A partir de ese momento, el edificio pasa a denominarse Palau de la Paeria. El nombre de Paeria corresponde al privilegio de Jaime I (1264) que sustituye al antiguo consulado, de origen romano, por Paeria como forma de gobierno municipal.

El siglo XV supuso un período de proliferación de grandes obras arquitectónicas que han perdurado hasta nuestros días, como el Hospital de Santa Maria, sede del Instituto de Estudios Ilerdenses desde su creación en 1942.

Los dos siglos siguientes fueron de recesión, agravados por guerras y enfermedades que culminaron con la Guerra de los Segadores (1640-1652). La ciudad quedó dañada y Felipe V encontró a Lleida en ruinas.

Por último, con el decreto de Nueva Planta (1714) Lleida perdió las libertades, el régimen foral de la Paeria y la Universidad. La Seu Vella, cerrada al culto desde 1797, se convierte en cuartel militar.

En el siglo XVIII la ciudad recupera su imagen y su dimensión; bajo el reinado de Carlos III se construye la Catedral Nueva. Los nuevos planteamientos ilustrados aportaron figuras, como Blondel y el Baró de Maials, que dieron a la ciudad una fisonomía urbanística acorde con su papel de capital de la provincia y la aplicación a los cultivos de los nuevos estudios de agronomía.

A principios del siglo XIX Lleida sufre la invasión napoleónica. Una vez más, la ciudad se ve obligada a reponerse de los destrozos de las guerras y se inicia una nueva etapa a partir de la segunda mitad del siglo XIX. El ferrocarril llega a la ciudad en 1860; en 1864 se inauguran los jardines de los Camps Elisis y en 1865 el arquitecto Josep Fontseré elabora el primer plan urbanístico moderno de la ciudad.

El comienzo del siglo XX supone la reafirmación del Estado Catalán con la Mancomunitat de Catalunya. La guerra civil (1936-1939) destroza la ciudad que, con 40.000 habitantes en 1940, necesita el esfuerzo de todos para el crecimiento urbanístico, comercial y demográfico.

Actualmente la ciudad de Lleida, con unos 140.000 habitantes, ha adecuado sus infraestructuras para acoger los diferentes barrios que se han visto unidos al centro gracias a la construcción del Pont Nou (1973), Pont Universitat (1993), Pont de Pardinyes (1995), la Pasarela de Blondel'l9 (2003), la pasarela de Maristas (2010) y el Puente de Príncipe de Viana (2010).

A principios del siglo XIX Lleida sufre la invasión napoleónica. Una vez más, la ciudad se ve obligada a reponerse de los destrozos de las guerras y se inicia una nueva etapa a partir de la segunda mitad del siglo XIX. El ferrocarril llega a la ciudad en 1860; en 1864 se inauguran los jardines de los Camps Elisis y en 1865 el arquitecto Josep Fontseré elabora el primer plan urbanístico moderno de la ciudad.

El comienzo del siglo XX supone la reafirmación del Estado Catalán con la Mancomunitat de Catalunya. La guerra civil (1936-1939) destroza la ciudad que, con 40.000 habitantes en 1940, necesita el esfuerzo de todos para el crecimiento urbanístico, comercial y demográfico.

En 1999 el antiguo matadero se convierte en el Teatro Municipal del Matadero y en 2000 se acaba la restauración de la puerta de los Fillols de la Seu Vella. La expansión urbanística y la creación de nuevos equipamientos han marcado el inicio del siglo XXI. Así, destacan la inauguración del Museo de la Automoción -Roda Roda-, el nuevo Mercado Central de Frutas y Verduras, la línea del AVE y el Centro de Arte La Panera.

En mayo de 2007 abrió sus puertas el Castillo Templario de Gardeny, que acoge el Centro de Interpretación de la Orden del Temple. También se inauguró el Museo de Lérida, Diocesano y Comarcal. En enero de 2010 se inauguró "La Llotja", Teatro-Palacio de Congresos de Lleida, y en 2011 se terminan los trabajos de restauración del Castillo del Rey - La Suda.